Apenas hace una semana se ventiló el caso de una mujer que permanecía encadenada en una tintorería en el Distrito Federal en la delegación Tlalpan obligada a trabajar sin sueldo hasta 14 horas por día, en ocasiones sin comer y sin la posibilidad de ir al baño cuando lo necesitaba. Amarrada con cadenas en un sótano era torturada por sus captores cuando por cansancio o falta de comida perdía las fuerzas para hacer el trabajo, situación que durante dos años transcurrió sin que las autoridades supieran nada al respecto.
Fue el momento en el que la mujer, quien la amarró una noche de noviembre, olvidó cerrar bien el candado que sostenía la cadena a su cuerpo cuando esta mujer víctima de trata de personas empezó a calcular su escape de aquella pesadilla; dejó pasar algunos días y después de planearlo, un día se decidió y escapó para pedir ayuda. Privación del agua, tortura, privación de la comida y de un lugar en donde hacer sus necesidades y evidentemente impedida para salir a la calle libremente esta mujer confiesa que nunca pensó que saldría viva del infierno que le llevó a comer plástico y crema corporal para mantenerse viva.
Este caso está retumbando en los medios pues es el primero que se conoce en la capital del país, pero ¿qué hay de la esclavitud en los otros estados?
El gran boom de la zona comercial del Bajío ha atraído la mirada de cientos de inversionistas extranjeros que han traído sus maquiladoras al país “generando cientos de empleos e impulsando al país”, y a pesar de ser cierto que los empleos se han generado, poco se habla de las condiciones de los mismos.
Los empleados de la famosa marca automotriz Mazda en Salamanca alzaron la voz para denunciar las injusticias a las que someten a todos los trabajadores de la empresa, quienes debido a las exhaustivas jornadas laborales han tenido que ser operados de los tendones, de la columna vertebral y muchos de ellos han perdido la conciencia en la línea de trabajo después de trabajar jornadas inhumanas, a lo que el supervisor respondía arrastrando al empleado caído fuera del lugar para que no interrumpiera con las labores de sus compañeros. ¿La reacción de los encargados? Despedir a los trabajadores que denunciaron las injusticias.
El israelita Galor Shaltiel fue detenido tras anunciar en redes sociales la operación de un “table dance” en el que trabajaban mujeres víctimas de trata de blancas, así como también se le imputaron delitos como prostitución infantil y narcomenudeo. Este hombre presuntamente tenía a estas mujeres en contra de su voluntad trabajando para complacer a cientos de hombres que llegaban al lugar buscando los servicios sexuales que las mujeres se veían obligadas a prestar.
En los campos, en las industrias, en las calles, en establecimientos, en muchos lugares del país se han detectado casos de esclavitud, ya sea literal, con cadenas y golpes o esclavitud moderna, como en el caso de los trabajadores quienes a falta de mejores trabajos se tienen que someter a jornadas laborales inhumanas que les dejan con graves problemas de salud e incluso muertes.
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